En una noticia que parece sacada de una película de terror financiero, el Silicon Valley Bank se ha ido a pique y ha dejado a sus clientes en la miseria. ¿Cómo es posible que una entidad crediticia tan importante haya perdido todo su valor en tan poco tiempo? ¿Acaso sus directivos estaban de fiesta en Ibiza y no se enteraron de que los tipos de interés estaban subiendo? O quizás simplemente se gastaron todo el dinero en caramelos y juguetes.
Sea cual sea la explicación, lo cierto es que el pánico se ha apoderado de los depositantes, que han retirado en masa sus ahorros del banco. La fuga de depósitos ha sido tan brutal que ha alcanzado la cifra de 42 mil millones de dólares en tan solo 24 horas. ¡Eso es un millón de dólares por segundo! Si los clientes hubieran seguido así durante una semana, el banco habría perdido más dinero que todo el presupuesto de la NASA.
Por supuesto, los reguladores financieros han puesto manos a la obra para evitar que esta debacle tenga consecuencias graves para el sistema financiero de Estados Unidos. Pero ¿cómo van a hacerlo? ¿Van a enviar a un equipo de súper héroes a recuperar los depósitos perdidos? ¿Van a convocar una reunión de emergencia de los Power Rangers para que les ayuden a salvar el día?
Lo cierto es que los reguladores están tan desesperados que están contemplando la creación de un fondo de respaldo para depósitos no asegurados. ¡Eso sí que es una buena noticia! Ahora todos los inversores pueden dormir tranquilos sabiendo que si su banco quiebra, podrán recuperar el dinero que han perdido…siempre y cuando tengan más de 250 mil dólares, claro está. Porque si no tienen esa cantidad, tendrán que conformarse con un paquete de chicles y un paquete de patatas fritas.
En fin, parece que el Silicon Valley Bank se ha convertido en un caso perdido. Pero no todo está perdido para el sector tecnológico y de las startups. Los inversores y emprendedores pueden seguir confiando en la economía estadounidense…siempre y cuando no se gasten todo su dinero en caramelos y juguetes.